La idea que teníamos era visitar a estos niños, y que esa visita les sirviera dentro de un marco educativo. Ya que estos niños en cuestión han estado faltos de unas referencias positivas básicas, nos dimos cuenta de la importancia de ir a explicarles que siempre tienen la opción de ser buenas personas, de no seguir los pasos dictados en su entorno familiar, en su barrio, de recordarles que no estaban sentenciados a seguir los pasos marcados por su situación, sino que tenían opción de cambio y que tienen toda la esperanza del mundo.
Sabíamos que si íbamos a hacerles una charla era muy probable que no nos hicieran ni caso, así que decidimos enseñarles como mejor se aprende, divirtiéndose.
Pensamos y pensamos y decidimos que el mejor instrumento educativo que podíamos utilizar teniendo en cuenta nuestras posibilidades y limitaciones era un espectáculo de títeres.
Nos hacía mucha ilusión (y nos sigue haciendo, cada día más) la idea de visitar a esas personitas y llevarles a su rincón algo divertido, alegre, entretenido, educativo…
Así que con esa alegría e ilusión empezamos a preparar las cosas para ponernos en marcha…
Fueron un par de meses fabulosos, donde empezamos a vivir nuestra verdadera vida, la de los hechos, la de la entrega por los demás, no solamente por un ideal, utopía o creencia, sino llevándolo todo al plano de los hechos. Decidimos, muy humildemente y casi en silencio, invertir el orden. Habíamos estado unos cuantos años de nuestra vida, pensando, hablando, criticando, y tal vez, tal vez, hacíamos alguna mísera cosa al respecto, mísera en comparación con todo lo que habíamos hablado. Al preguntarnos que podíamos hacer, empezamos a obtener respuestas, y entendimos que antes habíamos estado mirando el mundo desde nosotros hacia fuera y por eso no llegábamos a estar fuera. Pero al pensar en ellos primero todo cambia, todo cobra sentido y muchas cosas dejan de tenerlo.
Empiezas a darte cuenta que “vivimos “en un sistema sin sentido. Un sistema en el que hay que pensar primero en uno mismo y por consiguiente estar siempre insatisfecho.